Don Príamo e Ingrid Rodríguez, autoridades de La Información y Danilo de los Santos |
Mi primer contacto con Don Príamo
Rodríguez fue a raíz de la gestión que a nombre de Artevivo, el festival de los
Artistas, encaminamos para que el legendario músico, oriundo de la calle Cuba
de la popular barriada de Los Pepines, Johnny Pacheco, creador de la Fania All
Stars y del ritmo salsa, recibiera un doctorado honoris y causa a través de la
Universidad Tecnológica de Santiago. Contábamos con la solidaridad de doña
Ingrid González de Rodríguez, lo cual facilitó que don Príamo asumiera con
entusiasmo nuestra solicitud y propiciara que el 22 de abril de 2004, le fuese
otorgado en un hermoso y solemne acto, a Pacheco el título de “Magister
Populi”. Fue el inicio de muchas y frutíferas colaboraciones, especialmente a
través del periódico La Información, gracias a la mente abierta y soñadora de
don Príamo que, antes de pensar en el dinero evaluaba el beneficio para la
sociedad de cada proyecto. Sus colaboraciones no solo fueron con Casa de Arte,
sino que abarcó iniciativas de otras instituciones culturales como la Alianza
Cibaeña en donde, de manera callada, cuando se cayeron patrocinios privados y
estatales, asumió el respaldo de su concurso nacional de literatura.
Don Príamo Rodríguez entrega título Magister Populi a Johnny Pacheco |
Muchos se
preguntan por qué el éxito de su principal empredurismo, la Universidad
Tecnológica de Santiago. Pues, la respuesta no puede ser más simple, haber
pensado en el futuro de la gente. Preocuparse por los miles de jóvenes
egresados de la secundaria que no contaban con el aval económico para acceder a
la educación universitaria privada de entonces y tampoco para desplazarse desde
las provincias a la única sede de la UASD, en Santo Domingo; a la necesidad
impostergable de empezar de empezar a trabajar en cualquier cosa para aportar
al sustento familiar. Conocedor en carne de los esfuerzos y sacrificios
necesarios para la superación personal, supo avizorar la oportunidad de servir
a esos estudiantes de escasos recursos que se resistían a abandonar sus sueños
académicos, desarrollando desde la nada una opción nocturna asequible. Su
acertado emprendimiento y visión, pronto lo empujó a desparramar por toda la
geografía nacional la entonces embrionaria universidad UTESA, hasta convertirla
en la asombrosa realidad corporativa de hoy, en que muestra una población
estudiantil universitaria que compite en cantidad y calidad con las ofertas de
la universidad estatal, y opaca con su éxito la rentabilidad de las demás
opciones educativas privadas.
Una vez
consolidada UTESA, el genio creativo de oportunidades de negocio de don Príamo
lo llevó a nuevos y arriesgados emprendimientos, diversificando su capacidad
productiva por diferentes derroteros gestionado pioneros proyectos
agroempresariales diversos, incursionando en los sectores inmobiliarios,
hoteleros, de salud privada e industriales, con inusitados resultados positivos
gracias a su fuerza de carácter, constancia y honradez a toda prueba.
Me fue de grato
conocimiento enterarme de su propia boca en la última reunión que sostuvimos
para discutir el cambio a formato tabloide del centenario periódico La
Información que tuvo el buen juicio de preservar para orgullos de los
santiagueros, la noticia de que el complejo de zona franca Caribe Industrial
Park, en el cual me desempeñé por más de un lustro como director de tecnología
de información, había sido adquirido por don Príamo, y de que en la actualidad
sirve de base para el más preciado de los proyectos en desarrollo de este
visionario, el de desarrollar, en base a paneles solares, una alternativa
energética ecológica con capacidad de suplir toda una región. Este proyecto
nace de la personalidad quijotesca, utópica, de Don Príamo, recogida en
plenitud en una última obra ensayística titulada “Reflexiones sobre el medio
ambiente. República Dominicana” en la que documenta ampliamente la situación
del aval ecológico nacional y nuestra riqueza hidrográfica, con análisis de
problemas ambientales y atinadas propuestas de solución.
Su interés social
se puso de manifiesto al asumir el quijotesco reto de culminar el frustrado
proyecto estatal de un centro de convenciones, aportando cerca de mil millones de
pesos, a sabiendas de que no serían recuperados. De esta casi suicida
iniciativa surgió el hoy Centro de Convenciones y Cultura Dominicana UTESA, sin
dudas uno de los más ambicioso y esplendoroso proyecto cultural
multidisciplinario del Caribe. No me extrañaría que, al constituir este su
mayor aporte filantrópico a la sociedad dominicana, esta institución sea,
oportunamente, renombrada en su honor.
Como se aprecia,
Don Príamo, tiene el mérito de crear fortuna económica a partir de un esfuerzo
transparente siempre solidario con las mejores causas y los más valores éticos.
Sus logros también se aprecian en el ámbito privado, al legarnos una familia modélica
que sabrá preservar y hacer crecer sus logros. Sobre el ejemplo personal de una
vida recta y productiva, apoyó la formación y el crecimiento profesional de su
esposa, doña Ingrid, y apostó a una educación académica de primer orden a sus hijos
Lily, Frank, María Jesús y Melany, capacitándolos para afrontar unidos los
retos y las muchas obligaciones de la corporación fundada. Están preparados y
con la experiencia para seguir ofreciendo los servicios de calidad que nuestro
país tanto necesita.
Ido a la luz, don
Príamo Rodríguez, está destinado a permanecer en el afecto y en la memoria de
quienes lo conocimos, pero, sobre todo, en el legado de sus esfuerzos
convertidos en instituciones invaluables para nuestra nación. Al final, un solo
lamento. ¡Qué pena para nuestro país que nunca se postulara para presidente! Su
biografía es la de un líder real.