miércoles, 12 de agosto de 2020

DON PRÍAMO RODRÍGUEZ, SEMBRADOR DE ESPERANZA



Don Príamo e Ingrid Rodríguez, autoridades de La Información y Danilo de los Santos
 

Mi primer contacto con Don Príamo Rodríguez fue a raíz de la gestión que a nombre de Artevivo, el festival de los Artistas, encaminamos para que el legendario músico, oriundo de la calle Cuba de la popular barriada de Los Pepines, Johnny Pacheco, creador de la Fania All Stars y del ritmo salsa, recibiera un doctorado honoris y causa a través de la Universidad Tecnológica de Santiago. Contábamos con la solidaridad de doña Ingrid González de Rodríguez, lo cual facilitó que don Príamo asumiera con entusiasmo nuestra solicitud y propiciara que el 22 de abril de 2004, le fuese otorgado en un hermoso y solemne acto, a Pacheco el título de “Magister Populi”. Fue el inicio de muchas y frutíferas colaboraciones, especialmente a través del periódico La Información, gracias a la mente abierta y soñadora de don Príamo que, antes de pensar en el dinero evaluaba el beneficio para la sociedad de cada proyecto. Sus colaboraciones no solo fueron con Casa de Arte, sino que abarcó iniciativas de otras instituciones culturales como la Alianza Cibaeña en donde, de manera callada, cuando se cayeron patrocinios privados y estatales, asumió el respaldo de su concurso nacional de literatura.

Don Príamo Rodríguez entrega título Magister Populi a Johnny Pacheco

Muchos se preguntan por qué el éxito de su principal empredurismo, la Universidad Tecnológica de Santiago. Pues, la respuesta no puede ser más simple, haber pensado en el futuro de la gente. Preocuparse por los miles de jóvenes egresados de la secundaria que no contaban con el aval económico para acceder a la educación universitaria privada de entonces y tampoco para desplazarse desde las provincias a la única sede de la UASD, en Santo Domingo; a la necesidad impostergable de empezar de empezar a trabajar en cualquier cosa para aportar al sustento familiar. Conocedor en carne de los esfuerzos y sacrificios necesarios para la superación personal, supo avizorar la oportunidad de servir a esos estudiantes de escasos recursos que se resistían a abandonar sus sueños académicos, desarrollando desde la nada una opción nocturna asequible. Su acertado emprendimiento y visión, pronto lo empujó a desparramar por toda la geografía nacional la entonces embrionaria universidad UTESA, hasta convertirla en la asombrosa realidad corporativa de hoy, en que muestra una población estudiantil universitaria que compite en cantidad y calidad con las ofertas de la universidad estatal, y opaca con su éxito la rentabilidad de las demás opciones educativas privadas.

Una vez consolidada UTESA, el genio creativo de oportunidades de negocio de don Príamo lo llevó a nuevos y arriesgados emprendimientos, diversificando su capacidad productiva por diferentes derroteros gestionado pioneros proyectos agroempresariales diversos, incursionando en los sectores inmobiliarios, hoteleros, de salud privada e industriales, con inusitados resultados positivos gracias a su fuerza de carácter, constancia y honradez a toda prueba.

Me fue de grato conocimiento enterarme de su propia boca en la última reunión que sostuvimos para discutir el cambio a formato tabloide del centenario periódico La Información que tuvo el buen juicio de preservar para orgullos de los santiagueros, la noticia de que el complejo de zona franca Caribe Industrial Park, en el cual me desempeñé por más de un lustro como director de tecnología de información, había sido adquirido por don Príamo, y de que en la actualidad sirve de base para el más preciado de los proyectos en desarrollo de este visionario, el de desarrollar, en base a paneles solares, una alternativa energética ecológica con capacidad de suplir toda una región. Este proyecto nace de la personalidad quijotesca, utópica, de Don Príamo, recogida en plenitud en una última obra ensayística titulada “Reflexiones sobre el medio ambiente. República Dominicana” en la que documenta ampliamente la situación del aval ecológico nacional y nuestra riqueza hidrográfica, con análisis de problemas ambientales y atinadas propuestas de solución.

Su interés social se puso de manifiesto al asumir el quijotesco reto de culminar el frustrado proyecto estatal de un centro de convenciones, aportando cerca de mil millones de pesos, a sabiendas de que no serían recuperados. De esta casi suicida iniciativa surgió el hoy Centro de Convenciones y Cultura Dominicana UTESA, sin dudas uno de los más ambicioso y esplendoroso proyecto cultural multidisciplinario del Caribe. No me extrañaría que, al constituir este su mayor aporte filantrópico a la sociedad dominicana, esta institución sea, oportunamente, renombrada en su honor.

Como se aprecia, Don Príamo, tiene el mérito de crear fortuna económica a partir de un esfuerzo transparente siempre solidario con las mejores causas y los más valores éticos. Sus logros también se aprecian en el ámbito privado, al legarnos una familia modélica que sabrá preservar y hacer crecer sus logros. Sobre el ejemplo personal de una vida recta y productiva, apoyó la formación y el crecimiento profesional de su esposa, doña Ingrid, y apostó a una educación académica de primer orden a sus hijos Lily, Frank, María Jesús y Melany, capacitándolos para afrontar unidos los retos y las muchas obligaciones de la corporación fundada. Están preparados y con la experiencia para seguir ofreciendo los servicios de calidad que nuestro país tanto necesita.

Ido a la luz, don Príamo Rodríguez, está destinado a permanecer en el afecto y en la memoria de quienes lo conocimos, pero, sobre todo, en el legado de sus esfuerzos convertidos en instituciones invaluables para nuestra nación. Al final, un solo lamento. ¡Qué pena para nuestro país que nunca se postulara para presidente! Su biografía es la de un líder real.