sábado, 26 de octubre de 2024

¿Qué ganaremos y qué perderemos cediendo millas de nuestro mar a Países Bajos?

Frontera maritima entre Dominicana y Países Bajos

 Por Fernando Cabrera

 

Desconozco los detalles de los aspectos políticos y jurídicos relacionados con las fronteras marítimas entre países, pero sé que la riqueza de un país insular también está en su mar.

Nuestra Constitución es clara sobre la preservación de los límites de nuestro territorio. En una de sus cláusulas pétreas, el artículo 9 establece que el territorio del país es inalienable. Este artículo indica que el territorio nacional está compuesto por: la parte oriental de la isla de Santo Domingo y sus islas adyacentes, así como por los elementos naturales de su geomorfología marina. Para reflexionar sobre el tema en cuestión, resulta interesante la especificación de que el territorio nacional también incluye el mar territorial, el suelo y el subsuelo submarinos, y el espacio aéreo sobre ellos. Estos límites, al menos los terrestres, fueron fijados en el Tratado Fronterizo de 1929 y su Protocolo de Revisión de 1936.

Salvo por el «complejo de Guacanagarix», término que designa la mentalidad de quienes consideran todo lo extranjero como superior a lo local, que exagera el valor de todo lo externo y devalúa lo interno, o bien por intereses poco santos, enajenar riquezas de nuestra república carece de toda lógica. No somos Chacumbele, que por un error grave prefiere suicidarse, y ni por asomo nos gusta el negocio que Trujillo le propuso a un señor de pagarle un peso por cada perro castrado, que este por temor al sanguinario tirano asumió, pasando la responsabilidad a otro al que le pagó el doble, en un acuerdo económico en el que a todas luces fue en detrimento de su propia persona. De ahí que, espero, a tiempo levante la voz al cielo para que se den a conocer en detalle al país esta «generosa» iniciativa, de modo que se pueda validar y aprobar, si aplica, cualquier intento de enajenación de su patrimonio territorial. Ningún funcionario tiene autoridad para hacerlo motu propio.

Existen 44 países en el mundo que no tienen salida al mar, pero que matarían por conseguirla. Así, tenemos el caso de Bolivia, que mantiene una disputa con Chile y Perú por un pequeño trozo de mar. En total, hay 15 naciones sin litoral en Europa: Andorra, Austria, Bielorrusia, Ciudad del Vaticano, Eslovaquia, Hungría, Kosovo, Liechtenstein, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Moldavia, República Checa, San Marino, Serbia y Suiza. Por cierto, ¿cuánto pagaría Suiza por un acceso marítimo propio en el Caribe? En ese mismo sentido, vale la pena destacar que Rusia, más allá de los sueños hegemónicos de resucitar la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, invadió y mantiene en jaque a Ucrania por Crimea y sus litorales, que no se congelan nunca.

En cambio, los Países Bajos sí que saben de mar. Se encuentra a orillas del mar del Norte, entre Alemania y Bélgica. El nombre del país viene del vocablo "Nederlanden" que significa “tierras bajas”, ya que se encuentra parcialmente por debajo del nivel del mar. Viven del mar, aunque siempre están amenazados por él. Para mantenerse a flote, cuentan con un sistema de diques, bombas, dunas y canales que controlan el nivel del agua y ajustan extrayendo el agua del terreno hacia canales y ríos.  En el Caribe, cuentan con las Antillas Holandesas, un conjunto de islas formado por Curaçao, Bonaire, Saba, San Eustaquio y Saint Martin. Sin entrar en consideraciones de que pudiera tratarse de neocolonialismo europeo, lo cierto es que ellos saben el incalculable valor que tiene el mar, y no los culpo por querer más.

Por lo pronto, lo que nos incumbe a los dominicanos es no perdernos en un juego de tronos. Nadie da algo valioso a cambio de nada. Las millas náuticas en cuestión, incluso sin el gas o el petróleo que puedan tener, si pertenecen a la República Dominicana no deben cederse a Holanda ni a nadie. Al menos no sin plebiscito, referéndum, audiencias públicas y sin la voluntad de nuestros ciudadanos.

En definitiva, sabemos, intuimos, lo que estamos perdiendo: nuestros pescadores, barcos mercantes, yates, fragatas militares y los amantes del mar criollos no podrán explotar ni disfrutar, sin visados ni permisos especiales, de esas millas en las que ahora podemos navegar como Pedro por su casa. ¿Pero pueden explicar los firmantes qué ganamos los dominicanos con esto?

miércoles, 23 de octubre de 2024

Nombran "Nurys Reynoso" a nuevo centro educativo público

Nurys Renoso, mi hermana
 
Por Fernando Cabrera


Mi hermana, como siempre hacen las mariposas, voló demasiado pronto. Nació el 2 de noviembre de 1966 en la ciudad de Santiago de los Caballeros y falleció en la paz del Señor a la edad de 51 años, en la misma ciudad, el 13 de julio de 2017. Era hija de Ana Antonia Cabrera Jiminian y Perfecto Zacarías Reynoso (Octavio). La recordamos sus hermanos Fernando, Nilsa, Elvis y Rubén, así como una decena de sobrinos a los que quiso como hijos.

Invitación inauguración Centro Nurys Reynoso

Durante la educación primaria, en el colegio San Rafael, ya se vislumbraba su incipiente vocación magisterial, pues se dedicaba a instruir a sus compañeros y a ayudarles con sus tareas. Tras finalizar con éxito sus estudios secundarios en el Liceo México (Plan de Reforma), se inscribió en la carrera de Farmacia de la entonces Universidad Católica Madre y Maestra, hoy Pontificia. Sin embargo, a medida que avanzaba en los estudios del área médica, comprendió que su verdadera vocación eran los niños, por lo que realizó un cambio fructífero en su vida al optar por estudiar Educación en la Universidad Nacional Evangélica, donde se licenció en 1999.

Siempre en busca de la calidad educativa, recibió múltiples premios por su notable desempeño docente, calidad profesional y humana, en los diferentes centros en los que trabajó. El primero lo recibió en 1993 en el colegio El Ángel y luego también en 1996. En 1999 ingresó en el colegio San Juan Bautista y ese mismo año recibió una placa a la «Excelencia en la labor docente», reconocimiento que también le fue otorgado durante los años consecutivos, desde 2000 hasta 2004. En 2011, recibió el reconocimiento al Mérito Magisterial por parte del Ministerio de Educación, Distrito Educativo 80-04. Durante su labor en este centro, contribuyó a la alfabetización de decenas de jóvenes que hoy son profesionales y personalidades exitosas. Colaboró, además, con la capacitación de sus propios compañeros docentes en talleres que ofreció sobre didáctica de la enseñanza. En este colegio también fue coordinadora docente.

Con visión de futuro, comenzó a cursar sus estudios de postgrado en la Universidad Nacional Evangélica en el año 2003, donde recibió el título de Maestría en Educación, mención en metodología de las ciencias didácticas. Posteriormente, también cursó una maestría en estudios superiores. Asimismo, en 2008, obtuvo la certificación de «Formador de formadores de formación profesional» impartida por el Instituto de Formación Técnico Profesional (INFOTEP), con el que comenzó una carrera en la formación profesional de normas técnicas de competencia laboral.

En 2008 participó en el concurso de oposición para centros educativos públicos de dirección, obteniendo la nominación para el centro educativo Ana Recio Zapata (Rafey Nocturno). Otros centros en los que trabajó fueron: Colegio Santa Martha, Escuela Jacagua Abajo, Liceo Nocturno Ricardo A. Tejada, Escuela Unidos de las manos y Universidad de la Tercera Edad (UTE). Hasta su dolorosa e inesperada partida, su labor en la dirección brindó gratas satisfacciones, como la contribución a la formación de centenares de jóvenes y adultos que, por diversas razones habían perdido el amor y la fe en los estudios.

Para complementar sus estudios y darle apoyo y motivación a nuestro hermano menor, Rubén, se inscribió con él en la licenciatura en Derecho en la Universidad de la Tercera Edad, y ambos se graduaron en 2016. Ella fue reconocida en esa ocasión con el honor Cum Laude por su extraordinario desempeño.

Por su entusiasta entrega como ciudadana, maestra y, especialmente, como amorosa hija y hermana, mediando con su amplia sonrisa en todas las tormentas, su ida a la luz, en donde está con nuestra madre y nuestro padre, dejó una profunda e imborrable huella que aún, a casi siete años, no hemos podido superar. Ella vive en nuestros corazones, especialmente en los de sus adorados sobrinos, y en el afecto de muchos de ustedes.

Nuestra familia Reynoso Cabrera agradece al Ministerio de Educación, a sus colegas y compañeros de trabajo el alto reconocimiento que hoy confieren a su memoria, al nombrar “Nurys Reynoso” un centro educativo público, ubicado en Monte Rico, Santiago de los Caballeros. Nos faltan palabras para expresar nuestra gratitud.